Tarde de Jueves Santo en Zamora, llegamos puntualmente a
la cita. La plaza de Sta María la nueva estaba ya atestada de gente, hermanos
de cofradía, integrantes de las bandas de música, zamoranos, otros muchos
llegados en días anteriores de muy diversos puntos de nuestra geografía e
incluso turistas llegados de otros países, quizás atraídos por la popularidad
de nuestra Semana Santa, grande donde las haya, con solera y una tradición
profundamente arraigada fruto de una herencia apasionada que se remonta muchas
generaciones atrás … todos bajo un cielo limpio y envueltos de morado y oro,
esperando a que la banda haga sonar los tambores, el barandales repique sus
esquilas y se abra la puerta del museo para ver como se levanta la Santa Cruz y
echa andar la procesión.
Tarde de Jueves Santo en Zamora, tarde de Vera Cruz,
bullicio de gente por doquier, de la más profunda tradición y devoción
zamorana, de merienda acompañada de empanada, aceitada y la típica almendra
garrapiñada. Multitud de niños clavando sus inocentes ojos en Jesús rezando
entre los olivos, en su cara de preocupación cuándo le prenden, dolor mientras
le azotan y en su gesto de resignación tras la Sentencia. Es tarde de inicio de
Pasión, tarde de morado y oro, de morado Nazareno y dorado en la vara.
Este año ha sido muy especial, se cumplieron
veintiséis años desde que salí por
primera vez acompañando a la Santa Cruz, paso insignia de la cofradía, y ya que
el año anterior no pude procesionar y celebrarlo como la ocasión merecía, que
mejor manera que hacerlo este año acompañado en la fila de mis dos hijos que
han procesionado por primera vez a mi lado. Siempre será un año para recordar,
ojos llenos de ilusión vistiendo orgullosos su nueva túnica, el pisar
acompañando La Coronación por esas viejas calles empedradas, la entrada a la
Catedral, la estación para la merienda y la vuelta sosegada ya de oscurecida
por la Rúa. Recuerdos que me vienen a la cabeza de tiempos pasados en los que
yo era el niño y soñaba con poder experimentar todas esas sensaciones algún
Jueves Santo vestido de terciopelo morado.
Jueves Santo es y será siempre sinónimo de Vera Cruz, de
inicio de Pasión y de dos días en los que la gente vive en la calle, reza en la
calle. Tarde de reencuentros para muchos, de recuerdos y de multitud de niños
acompañando entre el público la procesión … seguro que muchos de ellos, soñando
como yo lo hacía acompañado de mis abuelos y tíos cuándo era un crío.
Recuerdos, tradición y devoción, que no puede ni debe faltar. Devoción por una
Cruz que camina lento y nos une a todos al son de la música, mientras suena El
dolor de una madre, La Cruz o Mektub.
Tarde de Jueves Santo, de Vera Cruz, de pasión Zamorana, de la sencillez de nuestro Ecce Homo, el sufrimiento del Nazareno... al fin de al cabo, de morado y oro.
Tarde de Jueves Santo, de Vera Cruz, de pasión Zamorana, de la sencillez de nuestro Ecce Homo, el sufrimiento del Nazareno... al fin de al cabo, de morado y oro.
Texto y foto: Guillermo Merino
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