Sí, otro año más, la Semana Santa de Zamora, nuestra querida Pasión ha llegado. Me remonto un año atrás, al 11 de abril de 2017, Martes Santo. En plena semana, después de haber estado las tres horas de rigor esperando y disfrutando de la Cofradía de Jesús del Vía Crucis voy a comer un “cacho” (expresión muy Zamorana), descargo las fotos realizadas esa tarde y, de nuevo, mochila cargada de cámaras y objetivos; allá vamos.
¿Una noche
más? No, esta no es una noche más, esta noche es mágica y sin yo saberlo “algo”
la va a hacer aún más especial.
Salgo de casa,
miro al cielo y veo la luna, así es, luna llena, esa que rige el calendario de
nuestra festividad y además con un toque especial, es la luna llena de abril a
la que popularmente se le conoce con el nombre de luna rosa, no es que se tiña
de ese color, sólo que se le dio ese nombre en honor a las primeras flores de
primavera.
No son las
00:00 de la noche, la Hermandad Penitencial de las Siete Palabras espera su
turno para comenzar su recorrido y la gente ya rebosa las aceras y calles del
casco histórico esperando una palmada en la mejilla, una foto, un olor, un
sentimiento o un sonido para el recuerdo.
Decido comenzar la
espera en la Plaza de Claudio Moyano, un lugar amplio en el que entiendo que
lograré hacer alguna foto “curiosa”. ¿Pipas? ¡Claro! Amenizamos la espera.
Mientras, preparo el equipo fotográfico. ¿Casualidad? La luna llena esta
iluminando la plaza, todo comienza a ponerse de cara para lograr esa “curiosa”
instantánea, no pierdo la oportunidad y la fotografío. Ésta imagen representa
la luna de esa mágica noche.
Es la 1:17 de la
madrugada, después de algo más de una hora de espera empieza a asomar la
cabecera de la Hermandad. El silencio irrumpe en la plaza. Cientos de personas que
hace unos minutos hablaban de sus menesteres, niños que corrían o pateaban una
botella, ahora se recolocan y guardan silencio ante el inicio del desfile.
Ahora sí, ahora es ese momento que nos define, ese instante de sobriedad y
silencio que envuelve las noches de nuestra Pasión.
Estoy
preparado, cámara en mano, desde mi posición en primera fila, empiezo a
fotografiar: cofrades, estandartes con las Siete Palabras, tambores… decido
agacharme, cambiar de ángulo, cámara a ras de suelo, la luna me ilumina la escena,
no me hace falta flash, el cielo está espléndido azulado con alguna estrella
que lo dibuja, ahora ¡disparo! Miro la foto y me gusta, ha quedado “curiosa”,
tal vez sea una más o no, pero sigo fotografiando hasta que llega el Cristo de
la Agonía.
Acaba el
desfile y a casa a descansar que aún quedan varios días por delante para
disfrutar de lo nuestro.
Finalizada la
Semana Santa, pasados unos meses se convoca el Concurso de Fotografía de la
Asociación Luz Penitente. Me presento como otros años, con tres fotos, y una de
ellas la “curiosa” de esa noche mágica del Martes Santo.
Votada en
Facebook como finalista entre otras 10 fotografías, el jurado decide otorgar el
primer premio (ese “algo” que mencioné al principio y que hizo esa noche más
especial) a la “curiosa” foto. Ese honor de que tu foto sea valorada, votada,
premiada y expuesta por los comercios de Zamora para ayudar a promocionar lo
nuestro, lo de todos los Zamoranos, es lo que hace que cada año salga con más
ilusión a capturar los momentos que nos ofrece nuestra querida Semana Santa de
Zamora. Hasta el año que viene.
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