Soy zamorana y “SemanaSantera”, quizá porque lo he mamado desde pequeña ya que mi familia me llevaba a ver prácticamente todas las procesiones y quizá porque cuando te haces un poco más mayor y vas con tus amigos, a los que también les encanta la Semana Santa, es ya algo típico ir. No sé explicar muy bien cómo son esos días ya que parece que solamente piensas en momentos puntuales como las horas de salida de las procesiones, dónde voy a ir a verla, con quién, bastará con ir una hora y media antes o quizá donde vamos a ir ya esté todo lleno, son tantas cosas concentradas en una semana… ¡pero qué bonitas! En fin es una maravillosa y apasionante tradición que tengo la suerte de disfrutar una vez al año.
Como toda persona “SemanaSantera”, yo también tengo mi procesión preferida, mi momento preferido durante esa magnífica semana. Y La Tercera Caída para mí es especial por, sobretodo, dos motivos. Sale de la Iglesia de San Lázaro, a la cual pertenecí desde que nací y aunque ahora ya no pertenezca a ella para mí es como si no hubiera cambiado nada, siempre será mi Iglesia y mi barrio. Y porque mucha de mi familia pertenece o ha pertenecido a esta cofradía saliendo cada año.
Recuerdo cómo de niña, y no tan niña, año tras año, los Lunes Santo por la tarde esperar horas en el lado izquierdo de la calle El Riego para ver pasar esta procesión y para ver pasar a todas las personas de mi familia que salían. Año tras año comenzó a faltar gente por diversos motivos, entre ellos, que al trabajar fuera de Zamora, los Lunes Santo no podían venir. Pero siempre, siempre, estaba él, que todos los años salía, acompañado de sus hijos, cuñado, sobrinos y los últimos años sólo pero siempre con la misma devoción a esta cofradía. Siempre hasta el año pasado que decidió verla desde fuera ya que nunca lo había hecho. Me parece algo muy bonito el ver las procesiones en diferentes sitios o si sales en ellas, al menos un año verlas desde fuera para disfrutarlas de otra manera. ¿Pero sabéis qué? Hay otra manera diferente de salir en esta procesión, y este año él salió, si también salió, salió en el medio, su nombre y apellidos escritos en el libro de fallecidos de la cofradía y además, al mismo tiempo, vio su procesión pero desde otro sitio, el cielo.
Y es que aunque lleves una cruz a cuestas durante meses o años, no te de tiempo a despedirte de los tuyos y dejes una gran amargura entre ellos, estoy convencida de que la muerte no es el final y algún día todos juntos tendremos la oportunidad de ver la Tercera Caída y todas las procesiones de Zamora desde ese sitio privilegiado, desde allí arriba.
Por ti, tío.
Texto: Azahara Rodríguez
Foto: David Coco
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