lunes, 27 de abril de 2020

Mi Tarde del Miércoles Santo sin y con Coronavirus

MI TARDE DEL MIÉRCOLES SANTO SIN CORONAVIRUS:

Tal tarde como hoy, desde hace más de cincuenta años, tenía esta tarde bastante movida. Me explico:

Al ser hermano de las los cofradías que procesionan este día, que como todo el mundo sabe son la Real Cofradía del Cristo de las Injurias “Cofradía del Silencio” y de la Hermandad de Penitencia “Capas Pardas” y no queriendo faltar a ninguna de las dos, debo de hacer malabares con el reloj, pues desde mi domicilio hasta la Catedral y a la Iglesia de San Claudio de Olivares hay mucha distancia y poco tiempo.

Después de revisar que llevo la túnica, caperuz, guantes blancos, decenario, cíngulo, hachón con la vela, la boina, la capa, coloco todo cuidadosamente en el coche.

Obligadamente debo hacer uso del coche para que me se sirva de armario-ropero, procuro aparcar en el barrio de Olivares, llevando la túnica y el hachón para ir a la Catedral, una oración ante el Cristo de las Injurias y procuro salir de los primeros a la plaza para el acto del Juramento y acabar lo más rápido posible la procesión para bajar a Olivares, tomar un bocata, cambiarme, coger la Capa y marchar corriendo a la Panera a recoger el farol, para ir deprisa a la Iglesia , rezar un Padrenuestro al Cristo del Amparo, e intentar descansar 10 minutos para aguantar la procesión.



Hace años, cuando no era tan mayor, me daba igual no ir de los primeros, pues llevaba a mis hijos pequeños y había muchos empujones en el atrio de la Catedral e incluso en el interior de la misma, y entonces los nervios para dejar los niños con su madre y llegar a tiempo a la Panera, no me daba tiempo ni de cenar ni de ir al servicio siquiera.

El año pasado ante el mal tiempo que hacía decidí no ir a la procesión del Silencio para luego ir con calma a Olivares, pero al final no acudí tampoco, suponiendo que no iba a salir.




En mi calidad de mayordomo de la Real Cofradía del Silencio tengo 3 opciones para ese día:

Procesionar como hermano de fila, con mi hachón.
Procesionar con capa de emérito en lugar destacado.
Deambular dentro de la Catedral durante los preparativos de la procesión y ver el Juramento cerca del Cristo.

Cada año elijo una de estas opciones, depende de cómo me responda el cuerpo y los años.



MI TARDE DE UN MIÉRCOLES SANTO CON CORONAVIRUS:

Quedarme en casa añorando no estar en la calle y viendo videos de Semana Santa.

El disgusto por no haber desfilado el año pasado se suma al de este año que por culpa del dichoso virus tampoco voy a poder salir, y van dos años seguidos, una pena.




Texto: José María Álvarez
Fotos: José María Álvarez, Déborah González y Horacio Navas

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