sábado, 4 de abril de 2020

Al Sexto Viernes







“Y volví a recorrer lugares que no sabía que existían, donde también se reza, se ama y se sufre. Donde suenan notas de un recio pentagrama zamorano que hacen sonar un campanil en medio de nubes  de incienso que perfuman frías noches de Abril…”






Jueves de Pasión, teníamos una cita y no nos hemos presentado ninguno de los dos, ni tú ni yo.

…Hoy la puerta de la Parroquia, no se abre
 y yo no la puedo abrir.
Porque hoy no te bajaron
 y  tu coro no te pudo cantar.
Porque hoy tus velas no arden
y no encuentro quien te las encienda.
Porque hoy el incensario no sabe que perfumar
 ni encuentro incienso que quemar.
Porque hoy te iba a besar
y no encuentro quien me lo haga recordar.
Hoy teníamos una cita y se nos olvidó.





Al Sexto Viernes de Cuaresma, Santo Cristo, ya no me hizo falta nada, solo necesito mirar a la luna que es la que nos une en la distancia, no me hace falta ni martillo ni capataz, ni paredes de blanca cal, ni golondrinas que te alivien ni tan siquiera aromas de azahar…para llegar a Ti, doy por hecho que solo necesito subir por los escalones de tu pecho.


Catorce velas anuncian cómo el primer Crucificado de la Semana Santa zamorana expira igual que el de la Semana Santa sevillana. Catorce velas anuncian que cuando cuatro clavos suenan entre una multitud igualan al norte y al sur. Catorce velas me anuncian que he visto morir a muchos Cristos de la misma forma que tú”

Al Sexto Viernes, Santo Cristo, yo me atrevo a imaginarte siendo condenado a muerte, cargando una cruz, no sé cuantas veces caído, buscando a tu Madre, despojado y clavado en la cruz pero antes de que mueras, yo me quedo contigo…viendo como tus brazos abarcan al mayor atributo de un cristiano y viendo como tu sudario te resguarda el cuerpo que tallara ese anónimo zamorano.

Al Sexto Viernes de Cuaresma, Santo Cristo, me hubiera gustado volver a tu barrio contigo. En las buenas cofradías, los mejores momentos siempre se ven a la vuelta, siempre. Un Cristo que viene de extramuros cuando vuelve a su barrio, vuelve cansado, vuelve con la penitencia cumplida, vuelve desnudo de todo y es entonces cuando empiezas a vivir las últimas imágenes que te vas a llevar de recuerdo hasta el próximo año, luchas con tu memoria para que retenga cada uno de los momentos que vives en ese instante, buscas la última gota de cera que cae y quieres nublarte por última vez entre la nube de incienso.
 Todo esto me hubiera gustado sentir contigo, Santísimo Cristo del Espíritu Santo, ver cómo te pierdo mientras cruzas el dintel  de la parroquia y ver cómo te conviertes en mi mejor recuerdo y con la esperanza puesta de que en la próxima cita no faltemos ninguno de los dos, ni tu ni yo.

“Señor del Espíritu Santo,
que bajo la luz de tu mirada,
y en tu caminar, presentado a Zamora,
te conviertes a tu paso en oración redentora”


Texto: Carlos de María
Dibujos: Noelia de María
Viernes de Dolores 2020.

No hay comentarios:

Publicar un comentario