miércoles, 1 de mayo de 2019

IN MEMORIAM…

Y llegó el Lunes Santo, comenzábamos a mirar al cielo, pues las previsiones vaticinaban agua que finalmente no llegó. Y yo también miraba al cielo…..

Fue un Lunes Santo especial y diferente, y tiene su explicación. Unas semanas antes, solicitaba una cruz de penitencia. La semana anterior a la Semana de Pasión, me confirmaron que podría llevarla y llegó ese día en que pude portarla. Era la primera vez que portaba una penitencia en la Buena Muerte y la porté en tu memoria Abuelo. Por ti, en gran medida, que fuiste un gran colaborador de la Hermandad, de la parroquia de San Vicente y cotanero, porque sin ello, seguramente no habría podido entrar en la Hermandad con tan solo 8 años, lo recuerdo como si fuese hoy mismo, no podía ni con la tea, que tuve que llevarla agarrada todo el camino con las dos manos y ,muy pendiente todo el camino de no tropezar y caer; y por esto y mucho más alcé la cruz al cielo para que nuestro Cristo de la Buena Muerte te tenga a su lado, aquel que prendió en la llama que tengo a su devoción, que la prendió 8 años antes, pues tuve la gran fortuna de poder bautizarme bajo sus clavos, y el destino hizo que también pudiese casarme a su abrigo y amparo, pues siempre me han unido unos lazos grandes a la San Vicente, pues gran parte de culpa la tuviste tú.


Y así llegaron las 11 y me dispuse a entrar en la Iglesia para rezar el Vía Crucis. Entré con ilusión, aunque siempre que entro para desfilar junto al Cristo de la Buena Muerte, me invade la ilusión. Tras colocarme la cincha para poder portar la cruz, me dispuse junto al resto de Hermanos a rezar el Vía Crucis. Poco a poco se fue haciendo la hora y tocaba recoger la penitencia y ocupar mi lugar en la procesión. Porté la primera, muy cerca de la cruz de difuntos donde tu placa aparecía junto a la de los otros hermanos fallecidos. Hacía varios años que ya no desfilabas porque tu salud no te lo permitía, pero este año si, estabas allí y yo traté de ir lo más cerca posible de ti. Alcé la cruz al cielo y te seguí, muy de cerca. Trazando y serpenteando calles hasta llegar a Santa Lucia, para que escuchases una vez más el “Jerusalén, Jerusalén”. El primer tramo no fue duro, incluso la espera en Santa Lucia con la Cruz fue soportable. 

Tras el acto, se reanuda la procesión y la Hermandad realiza el según trazado camino de la Iglesia. Ya subiendo la cuesta de San Cipriano comienzo a sentir el peso, y la penitencia empieza a serlo, pero no importa…. Por ti abuelo, por ti………por nuestro Cristo…….

Poco a poco el camino, que se hace lento, va pasando, no sin antes dejar bellas estampas que siempre deja la Hermanad a su paso por calles del medievo de la vieja ciudad de Zamora. El Cristo, con su brazos abiertos nos acoge, a todos, en su lento caminar y con la cercanía que le da su peculiar forma de portarlo, que hace que el espectador sienta las caricias de sus manos, al paso de la procesión.

Poco a poco, el camino se va acabando. Ya muy cerca de la Iglesia, el peso de la cruz parece aliviarse, como si alguien tirase de ella hacia el cielo y así, como las antorchas que se queman en la noche, se fue quemando el camino, que se hizo lento, pero se hizo corto…. Y así llegamos a la Iglesia, en el mejor momento de la Hermandad, el del recogimiento, el de los hermanos, aquel que tantos años disfrutaste. “Vexila Regis”. La noche se fue apagando, las voces terminaron con una procesión que este año era especial, muy especial, porque volviste a desfilar junto al Cristo y ya no lo dejarás de hacer nunca. Porque te sentí cerca, tirabas de la cruz hacia el cielo, lo notaba. Porque sé que estas junto a él y cuidas de todos nosotros. Y porque quería darte las GRACIAS de haber podido ser desde tan pequeñito hermano del Santísimo Cristo de la Buena Muerte, porque gracias a ti, así pudo ser, y es una de las cosas más importantes de mi vida…. 


Por ti, por tu memoria, no te olvido abuelo.

In memoriam Julián Molina Castro.

Texto y Foto 2: Juan Manuel Bragado
Foto 1: Rubén Juan

No hay comentarios:

Publicar un comentario