Se abre el portón
Es
tiempo de sobriedad, es tiempo de silencio, el momento en el que el
portón de la Iglesia del Espíritu Santo se abre. Comienza un período en la que Zamora se transforma y deja escapar todas las ganas de Semana
Santa retenidas de un año atrás. El portón se abre y de nuevo la
estameña y la vela caminan lentas, detrás de la cruz guía.
Es tiempo de silencio que rompe el tañido
del campanil que abre el camino. El aire vuelve a llenarse en Zamora, un
año después, de incienso que asciende como el cortejo hacia la Catedral, entrando sinuoso por las tradicionales subidas y estrechas
calles.
Hay más miradas puestas en el portón, pues con
un misticismo y recogimiento intimo, asoma el coro de la hermandad que
acompaña entonando el "Crux Fidelis". Rompe el silencio las voces
como un himno que sobrecoge el ambiente y se enmudecen las filas de
Zamoranos que esperan la salida de la imagen titular.
La talla parece que avanza sola, mientras los hermanos cargadores bajan al brazo las andas para permitir la salida por una noche más de la que es su casa, dedicándole honores allá en la Catedral.
Los
hermanos y hermanas reunidos en el atrio en un acto íntimo, acompañan
en silencio, donde el coro vuelve a entonar, esta vez junto con más
gargantas, el reverencial motete "Christus Factus Est".
Es
momento de regresar, de nuevo, al arrabal. No sin antes esperar a que
los hermanos y hermanas realicen su ofrenda, tras la petición de su
Abad de: "Hermanos, no ponemos de rodillas" con reverencia ante su
Cristo, descendiendo por la cuesta del mercadillo, reflejando el
descenso de las emociones elevadas un momento antes con tanta sobriedad.
De
nuevo frente a la Iglesia, con el animo recargado, se enfrenta el
crucificado al interior de su hogar a la vista de todos los hermanos,
con la armonía del coro envuelto en el aroma a incienso.
Así,
un año más, se despiden del Cristo los hermanos y hermanas poniendo las
esperanzas y la ilusión del reencuentro para la cuaresma siguiente,
cuando por una noche más se abra el portón.
Textos y fotos: Carlos Gutiérrez.
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