sábado, 29 de abril de 2017

Miércoles Santo: Añoranza


Este ha sido un año muy especial para mí, puesto que he cumplido mis bodas de oro perteneciendo a esta Hermandad.

Mis raíces no son zamoranas, mi padre extremeño y mi madre vallisoletana, que por circunstancias de la vida recalaron en Zamora.

Debido a la escasez de cofrades en el segundo año de existencia de la Hermandad fueron por la oficina de mi padre buscando gente que quisiera formar parte de la misma, y se apuntó más que nada por compromiso, pero le gustó tanto y le cogió tanto cariño al Cristo del Amparo que estuvo desfilando y con 92 años fue la última vez que lo hizo, aguantando como un jabato.

Yo, cuando tuve la suficiente edad para ir a ver la procesión, también quedé prendado de ella y le di la lata para que me apuntara y me comprara una capa (a cómodos plazos), logrando acompañar al Cristo y a mi padre desde 1967 hasta que él por edad no podía ir.

Después de tantos años juntos en la procesión, el primer año que salí solo fue terrible no estar pendiente de él como antes había estado el pendiente de mí.

El pasado Miércoles Santo cumplí cincuenta años dentro de la Hermandad, y después de tantos años, creo que cada vez me gusta más y creo que nunca voy solo, pues mi padre  y el Cristo siempre me acompañan. 



Como véis voy siguiendo los pasos de mi padre, intentando protegerle.

No sé si lo sabréis, en esta Hermandad al cumplir la mayordomía, Agustín (el primer bombardino) entrega un botón charro a cada uno de los dos mayordomos, pues bien, el primer año que salí solo, cogí mi botón charro y lo cosí a la capa de mi padre y siempre desfilo con la suya, y claro, todo son recuerdos.


Por diversos motivos  he tenido que faltar alguna vez por motivos de salud, pero mi padre siempre acudió, menuda generación era esa.

Tengo dos hermanos y tres hijos varones, pero salvo un hijo, nadie quiso recoger el testigo, dándose la circunstancia que por culpa del dichoso cupo de 150 hermanos, cuando le tocó ser a mi hijo mayor hace unos años, contestó que ya no quería, que no lo había mamado. Solo tengo la esperanza de que mi hijo mediano, cuando le toque, me acompañe, y por eso aguanto, a ver si al menos una vez podemos salir juntos y que se repita la historia.

Soy de mas cofradías, pero esta es la nuestra, y si Dios me da salud será la última en hacerme emérito.


Texto: José María Álvarez
Segunda foto: Horacio Navas

No hay comentarios:

Publicar un comentario