miércoles, 15 de mayo de 2019

Jesús Yacente Te Recuerda


Cada Jueves Santo por la noche era especial para TI. El Yacente procesiona por las calles zamoranas repletas de gente que esperan a ambos lados de las aceras a que todos los hermanos procesionen, todos ellos vestidos con túnica y caperuz de estameña blanca y fajín y puños morados portando el hachón. Concretamente uno de ellos, TÚ, desde el año 1963 formas parte de esta hermandad y como tantos padres de esta hermosa ciudad apuntaste a tu hijo 10 años más tarde, seguramente con la intención de transmitir esa sensación única que sentimos los "semanasanteros" y de que este patrimonio tan valioso siga intacto de generación en generación.

Estamos hechos de recuerdos y de tradiciones que año tras año intentamos repetir, tu hijo rememora que siempre, en todos esos años que tú decidiste que él formara parte de esta hermandad, os vestíais en casa y desde allí os ibais a Santa María (excepto los años que salisteis de San Cipriano). Una vez comenzado el desfile, tu hijo siempre te recuerda llevando la esquila que va con el cristo aunque años más tarde él quiso seguir tus pasos portándola también pero hasta entonces él durante casi tres décadas llevaba la cruz guía.


Uno de los momentos más bonitos de nuestra Semana Santa zamorana ocurre el Jueves Santo por la noche en nuestra hermosa Plaza de Viriato cuando miles de zamoranos y visitantes esperan para oír cantar nuestro maravilloso Miserere y tan sólo unos segundos antes de este tan esperado momento tu hijo siempre se acuerda de TI porque siempre os saludabais, TÚ entrando con la esquila y tu hijo esperando con la cruz guía a la entrada de esta bonita plaza.

Al terminar siempre un beso de padre a hijo, un beso seguramente muy emotivo, seguramente el más emotivo de todo el año porque para TI la Semana Santa era especial. Y con tu vela de la mano, esas que año tras año siempre cogías, salías hablando, y seguramente bromeando tal y como te caracterizaba, con tus amigos "salud para otro año" y te ibas de la iglesia como habías ido, con tu hijo y dando bendiciones.


Pero este año la noche del Jueves Santo tu hijo tuvo que vivir todos estos momentos sólo, sólo porque TÚ no estabas presente a su lado, pero realmente estaba acompañado porque TÚ esa noche estuviste más presente que nunca.

"Y este año, en esa noche lluviosa tu hijo notó el dolor, pero el agua disimuló su tristeza para que pareciera menos, hasta en eso le sigues ayudando. Te nota en cada momento, sigue dándole esa fuerza que tanto tenías TÚ".

Texto: Azahara Rodríguez
Fotos: Jose María Gago

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