sábado, 14 de marzo de 2020

Desolación Zamorana


Zamora sufrió ayer una noticia que sentó como una jarra de agua fría: El primer año que muchos recordaremos toda nuestra vida como una Semana Santa en casa, independientemente de las condiciones meteorológicas. 
Ya no habrá Barandales que anuncie el sonido de las procesiones, ni Merlús que nos despierten el Viernes Santo a la madrugada, ni Clarines que resuenen, ni manchas de la cera de las velas de los penitentes por las calles que transitan, ni olor a incienso, ni imágenes caminando al son de melodías melancólicas, ni garrapiñadas, ni nada…Este año será distinto.


Si queremos rememorar recuerdos, tendremos que ver las fotos de años anteriores que hayamos hecho, o esperar a que alguna cadena de televisión nos retransmita algún reportaje, porque este año 2020 nos han destruido la ilusión que teníamos.


No obstante, aunque la Esperanza es lo último que se pierde, algunos ya están sumidos en la más profunda Soledad, Angustia y Amargura solo de pensar que faltan 376 días para el próximo traslado que vean nuestros ojos, para que todo vuelva a ser tan bello como hasta ahora y reine la Alegría en nuestros corazones.


Nos queda mucho para vivir esos momentos que todos ansiamos, pero debido a la epidemia que está arrasando miles de vidas, sólo nos queda resignarnos. Sin embargo, quien quiera vivir la Semana Santa, buscará las formas para hacerlo. En casa también se puede vivir. No será lo mismo, evidentemente, pero no queda otra.


Por lo tanto, hagamos a partir de ahora más amena la espera compartiendo nuestros más bellos momentos de años anteriores para sobrellevar esta pena con la mayor alegría posible.

Texto y fotos: Verónica Viñuela

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