O eso
parecía porque el Martes Santo tampoco paró de llover en todo el día. Bueno, a
las 20:30 cesaron las gotas pero ya era demasiado tarde. La Cofradía del Vía
Crucis se había suspendido. La banda de Cornetas y Tambores llegaron a salir de
la Catedral, pero una inoportuna nube apareció dando al traste con la
procesión.
Esta vez nos quedamos con las ganas de volver a ver al Nazareno y a la Esperanza. Y esperanza era lo que tenían algunos, esperando en las aceras y pensando en quizá un recorrido más corto hacia el Museo.
Esta vez nos quedamos con las ganas de volver a ver al Nazareno y a la Esperanza. Y esperanza era lo que tenían algunos, esperando en las aceras y pensando en quizá un recorrido más corto hacia el Museo.
Al menos, la Hermandad Penitencial de las Siete Palabras sí que aprovechó ese poco tiempo del día en el que no llovía. Salió al principio sin problemas pero al estar en el intermedio del rezo de las siete palabras en Viriato, comenzó a llover. De ahí que aligeraran un poco el paso y recortaran un poquito al regresar al templo de salida: La Iglesia de la Horta.
El Miércoles Santo todos estábamos más tranquilos. Salvo algunas gotas de lluvia que caían muy de vez en cuando, el resto del día… perfecto. Gracias a eso, la Real Cofradía del Santísimo Cristo de las Injurias, también conocida como la del Silencio, hizo el recorrido completo sin problema ninguno. Un recorrido que no se realizaba de esta manera desde el 2009.
Eso sí, en la fase final de la procesión y a consecuencia de la ya citada tantas veces lluvia, los hermanos y el Cristo se apresuraron para llegar cuanto antes al Museo.
Por la noche, la procesión de las Capas Pardas realizaría
todo el recorrido sin incidencia ninguna. Soberbio el desfile y soberbia la
noche.
Textos: Óscar Antón
Fotos: Pablo Alfonso y Óscar Antón
Fotos: Pablo Alfonso y Óscar Antón
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