En los días
grandes de la Semana Santa Zamorana estar sin dormir cuarenta horas es
prácticamente normal, apenas da tiempo a echar una cabezada. Pues así estoy yo.
En
mi reloj marcan las 03:00 y ya tengo preparado desde por la tarde todo lo que
debo llevar para salir en procesión, en mi primera vez en Jesús Nazareno.
Contemplo
el tiempo por la ventana y busco las previsiones meteorológicas por internet;
da frio y lluvia y estoy algo nervioso por esto último, por suerte no llovió,
pero si hizo frio, bastante. Una vez decidido a que debía ir bien abrigado
empiezo a hacer recuento; túnica y caperuz romo, cruz, cíngulo y decenario,
zapatos negros, medallón, ropa de abrigo, caramelos y almendras garrapiñadas,
está todo listo.
Voy
a la cocina y me tomo un buen tazón de leche con galletas y algo de fruta, he
de reponer fuerzas, me hará falta para aguantar el largo camino que nos espera,
aunque después de recordar el trayecto que realicé el sábado cargando a Jesús
de Luz y Vida no me preocupaba tanto el hecho de quedarme sin fuerzas,
seguro que serán menos de 7 Km.
Cuando
mi tripa se da por satisfecha comienzo a prepararme, me aseo y salgo dirección
al ayuntamiento, allí me reuniré con algunos amigos para salir todos juntos. Al
traspasar la puerta del portal a la calle notando el viento en cara pienso que
podré aguantarlo bien gracias al abrigo que llevo y llevar la cara cubierta, y
así fue.
Y
allá que voy, bajando La Morana, donde me encuentro con más hermanos, nos
deseamos un buen recorrido entre todos y prosigo mi camino, Puerta La Feria, La
Costanilla, ya quedaba poco, mis nervios aumentaban….Y llegué.
Una
vez todos reunidos en el ayuntamiento, punto de quedada, caminamos por detrás
de la iglesia de San Juan hasta detrás del grupo escultórico La Caída,
donde nos encontramos con más amigos decidiendo así salir “todos juntos en
procesión” y nunca mejor dicho…. la de veces que habré escuchado esa
expresión y quien me diría que la aplicaría este día. Iban pasando los minutos
y allí seguíamos, justo donde comienza la Calle de Ramos Carrión, del lado
derecho esperando nuestro turno de salida.
La
banda de cornetas y tambores comienza a tocar, el Cinco de Copas avanza,
detrás los demás pasos pero seguimos parados, La Agonía nos adelanta…
hasta que llega el momento. Son aproximadamente las 06:25, nos bajamos el
caperuz y lleno de emoción acordándome de mis seres queridos comienza el que
será uno de los mejores días para mí de este año. Con nosotros, La Soledad, por
detrás. Tres Cruces…. allá vamos.
No
llegamos a avanzar 50 metros y deciden cambiarnos de lado, por lo que mantengo
un pequeño conflicto interno con la pequeña bandolera donde llevo los caramelos
para cambiarla de lado y poder así repartirlos cómodamente; lo suyo me costó, pero
eso es lo de menos, lo importante es disfrutar.… y vaya que si lo hice.
¿Recordáis
lo que dije al principio de ir abrigado? Bien, pues no sirvió de nada al llega
a la Plaza de Alemania, donde estuvimos realizando un fondo, no sentía las
manos, menos que el pasado sábado en el momento de cruzar el Puente de piedra
con el viento de cara; pero al fin llegamos a las Tres Cruces, contentos
descansamos y comemos, sabiendo que lo más duro estaba completado (a la vuelta
con el sol ya dejándose ver no será tan duro el frio).
Tras haber descansado, encontrarnos con seres queridos
y haber tomado alguna foto para el recuerdo, nos volvemos a colocar del lado
derecho, ya que por comodidad lo preferíamos desde el principio, donde esta vez
no nos cambiarían, alegres con eso comienza la espera hasta el inicio del
camino de vuelta, minutos los cuales amenizamos hablando entre nosotros o con
más hermanos contando alguna anécdota, momento divertido y algún que otro
chiste generando así un buen ambiente entre los que teníamos cerca.
Ya
volvemos a escuchar a la banda de cornetas y tambores, la Virgen de la
Soledad va avanzando, oímos de fondo los aplausos de las reverencias y poco
a poco vamos avanzando, esta vez no vamos tan atrás, estamos donde queríamos,
la mitad, entre La Verónica y La Elevación; ellos lo querían por
no ser ni muy delante ni muy detrás, yo por tener cerca al grupo escultórico La
Crucifixión, que es mi favorito.
Vamos
avanzando y…. Oh, una marcha llama mucho mi atención en el momento de pasar por
La Marina, por suerte logro ver el nombre y lo recuerdo en mi mente, así podré
escucharla en más momentos a la vez que recuerdo este gran día. Si no recuerdo
mal la iba tocando una banda de Portugal, más adelante, en un fondo, tuve la
oportunidad de charlar un poco con algunos de ellos al encontrármelos de nuevo,
asique accedí a darles un par de almendras, ya que me parecieron simpáticos; en
parte también porque de no ser por ellos quien sabe si habría descubierto esa
marcha que me encantó durante el transcurso de la procesión..…“Jerusalen”
Ya
en la Plaza Mayor me encuentro con mi abuela, justo en el punto donde yo estaba
esperando a mis amigos a las 04:30 ¿Casualidad? Asique decido darle la sorpresa
mientras que ella sigue esperando a verme y la saludo, la veo feliz, contenta,
está orgullosa de mi, por verme desfilar en esa procesión que tanto le nombraba
de pequeño, yo con eso ya voy feliz lo que queda de recorrido.
En
Ramos Carrión nos paran para que los pasos puedan llegar hasta Viriato sin gran
dificultad por aquella estrecha calle, es ahí donde al ver pasar de nuevo a La
Crucifixión puedo contemplarla tan de cerca como jamás lo había hecho, esa
gran obra de arte que nos dejó el maravilloso artista de la gubia Ramón
Álvarez. Toco la mesa con cuidado y me despido de ella hasta otro año, nos
volveremos a ver.
Ya
en Viriato volvemos a hacer fondo, ya no queda nada, está cumplido, por un lado
estamos alegres ya que nuestros pies agradecerán por fin descansar, pero por
otra, si por nosotros fuese seguiríamos otro tanto caminando al lado de
nuestras imágenes de devoción y con la cabeza alta. Cuando todos los grupos
están dentro del museo, nos felicitamos y despedimos entre nosotros hasta otro
año, sin duda, junto con el otro dia ya mencionado cargando en Luz y Vida,
nunca los olvidaré.
Y no
quisiera terminar esta crónica sin antes mencionar aquellas cosas, las que para
mí son de lo más importante en nuestra pasión y que hay que mantener vivas.
Porque nuestra pasión no solo destaca por su gran arte y tradición, también lo
hace por cosas imprescindibles como son el hecho de estar con tus seres
queridos, los buenos ambientes tanto dentro de procesión como fuera, la gran
familiaridad que se crea en estas fechas; momentos donde todos los zamoranos
estamos unidos y no hay conflictos en estos días, por desgracia fuera de estas
fechas no es así….. no dejemos que esto ocurra. Cuidemos lo nuestro.
Hasta otro año compañeros.
Texto y fotos: Víctor Garrido
Texto y fotos: Víctor Garrido
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