Uno de los días con más historia en
Zamora, el Jueves Santo, ha llegado un año más. La mayoría de los
semanasanteros zamoranos madrugaron sabiendo que poco iban a
descansar en las próximas horas.
A las 10:30, el Puente de Piedra comenzaba a llenarse de verde y blanco gracias a la Cofradía de la Virgen de la Esperanza. Una Cofradía joven (fue fundada en los años 60 como sección del Vía Crucis, pero en 2010 se independizó como Cofradía) que ha ganado mucho en la puesta de escena de la procesión desde que las damas desfilan más juntas.
Después de la Salve y de la comida en
familia, la Cofradía de la Santa Vera Cruz salió a las calles en
una tarde muy soleada, aunque no tanto como el año pasado. Los
turistas se maravillaban ante las preciosas imágenes de La
Flagelación o La Oración. Y aunque la estancia en La Catedral se
hizo esperar, la llegada al Museo de Semana Santa fue antes de las
23:00.
Y es que a esa hora, la Penitente
Hermandad de Jesús Yacente partía de la Iglesia de Santa María La
Nueva. Este año tocaba el recorrido del Arco de Doña Urraca o la
Iglesia de San Esteban. Y la Plaza de Viriato, para escuchar el
Miserere, sin novedad ninguna: a rebosar.
La noche del Jueves Santo en Zamora no se duerme. La gente está ya nerviosa para contemplar la Cofradía de Jesús Nazareno, sus pasos y el Merlú. Además, este año, todos los que no pudieron entrar en la Iglesia de San Juan a disfrutar del baile del “Cinco de Copas”, pudieron hacerlo gracias a la pantalla que se proyectó en la misma fachada de la Iglesia. Así, los ciudadanos vieron y escucharon absortos la Marcha de Thalberg desde la Plaza Mayor.
La escasez de hermanos se notó mucho en la subida, ya que hasta las Tres Cruces sólo procesionaron unos 1.700. Y aunque hacía un poco de frío a la hora de tomar las sopas de ajo, la vuelta al Museo fue excelente, dado que el sol salió y el número de hermanos se incrementó.
A las 16:30 partía del Museo de Semana
Santa el Cortejo Oficial de la Real Cofradía del Santo Entierro. De
ahí salieron todos los pasos salvo La Urna y La Virgen de los
Clavos, que lo hicieron de la Iglesia de San Esteban. La Magna
procesión impresionó gracias a las imágenes que procesionan
acompañadas de sus bandas de música y sus marchas fúnebres. El
regreso por la Plaza Mayor, sin palabras.
El tiempo cada vez va más rápido y,
sin darnos casi ni cuenta, ya nos encontramos viendo la Cofradía de
Nuestra Madre de las Angustias. El frío se apoderaba y el sueño se
presentaba. No obstante, pudimos ver la procesión y a la Virgen de
las Espadas cerrando el desfile, pues este año se cambió de lugar
con Nuestra Madre acompañada, por supuesto, de las damas de luto.
Fue la primera salida procesional desde su Coronación Canónica.
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