Entre los sonetos que Rubén Santamaría Cabanas recitó a lo largo del concierto conmemorativo de nuestro décimo aniversario, se encuentra este poema que es muy especial para nosotros, pues está escrito y dedicado a la Asociación Luz Penitente.
Desde la Asociación queremos decirte, Rubén, que nos encanta y te damos las gracias por tu dedicación para crearlo.
LUZ PENITENTE
La luz que me ilumina
es siempre la de dentro,
esa llama que titila temblorosa
mecida a la voluntad del viento.
Esa chispa que resurge con la fe,
avivado, año tras año,
la llama de un sentimiento.
La luz que me ilumina
es siempre la de dentro,
esa luz que ahora extraño,
esa luz que echo de menos:
el abrazo de un hermano,
la túnica de terciopelo,
un jueves, un viernes santo
con lágrimas en los ojos
y erizado todo el vello.
En la noche más oscura,
el baile de los fanales
es más hermoso en el vacío del cielo
sin una luna traviesa y cómplice
que te acompañe en el firmamento.
La luz que me ilumina
es siempre la de dentro,
la que guia mi barco
en mitad de este océano;
la esperanza que surge
de este último aliento,
el lucero del alba
sobre el murmullo del Duero.
En mitad de la tormenta,
en mitad de la desgracia,
se escucha más clara la voz del trueno;
el rayo que rasga el manto de lluvia
y tras la lluvia, el consuelo.
La luz,
esa luz que me ilumina,
esa luz que echo de menos,
bañará de nuevo mi frente.
La luz de esta nueva mañana
hará germinar la simiente
y refulgirá de nuevo la luz,
Esa luz...
la luz penitente.
© Rubén Santamaría Cabanas
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